El trastorno de oposición desafiante (TOD) se define por un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido a las figuras de autoridad. Si bien el TOD tiene una relevancia clínica importante, son relativamente pocos los conocimientos que tenemos, posiblemente debido a la falsa creencia de considerar este trastorno como una variante o una manifestación del trastorno de conducta (TC).
El TC es un trastorno más grave caracterizado por un patrón repetitivo y persistente de conducta que comporta una violación de los Derechos básicos de los demás, de las normas sociales o de las leyes. Para su diagnóstico se requiere la identificación de conductas bicadas por lo menos en tres de los siguientes grupos:
1) agresión a las personas o animales;
2) conductas no agresivas que comportan destrucción de la propiedad;
3) fraude o robo; y
4) violación grave de las normas.
Los niños con TOD se suelen identificar a partir de los 2-3 años por motivo de sus conductas disruptivas. La disrupción familiar que ocasionan puede ser muy importante y crea serios problemas en la convivencia familiar.
Se ha visto que las funciones ejecutivas están implicadas en el desarrollo de las conductas disruptivas. Entre ellas se incluye la ‘memoria de trabajo’, la autorregulación, la flexibilidad cognitiva o capacidad de cambio y la habilidad para resolver problemas gracias a la planificación y organización.
La memoria de trabajo, que ocupa un papel nuclear en las funciones ejecutivas, pues posiblemente todas ellas estén vinculadas a esta habilidad, se define como la capacidad del individuo para mantener en la mente eventos o información y operar con ellos.
Estos déficit en las funciones ejecutivas afectan a la capacidad del niño a responder de forma adaptativa al entorno o a las directrices del adulto. El niño con dificultades en la memoria de trabajo tiene dificultades para discernir las consecuencias de un determinado comportamiento basándose en la experiencia previa.
Por la misma razón, no puede anticipar las consecuencias potenciales de sus actos. Estas dificultades cognitivas del niño pueden contribuir a la aparición de una gran variedad de comportamientos que son considerados oposicionistas. Este modo de definir y plantear el problema ha generado dos formas de tratamiento y abordaje terapéutico abordado en el artículo enlazado en esta publicación
AUTORES DEL ARTÍCULO: E. Rigau-Ratera, C. García-Nonell, J. Artigas-Pallarés
ARTÍCULO COMPLETO, LEER ORIGINAL
PAUTAS DE INTERVENCIÓN A NIVEL EDUCATIVO